Saltar siempre es bueno. Y contagioso. Por ejemplo, ayer saltó Puyol, saltó Camacho y con ellos saltamos todos con una emoción que todavía nos dura. Horas antes, nuestro compañero David había dado un salto aún mayor: decidió quitarse los nervios pre-partido saltando en paracaídas. Es lo que tienen las tardes libres, que puedes probar cosas nuevas. Aquí os dejamos unas cuantas fotos que certifican varias cosas:
a) que las sensaciones deben ser increíbles allá arriba.
b) que llegó sano y salvo.
c) que tiene un gusto muy raro para las camisas.
¡¡Hasta mañana!!
P.D. Hoy repite como fotógrafo de cabecera nuestro amigo, el español Rumikel.